sábado, 1 de enero de 2011

Burn y el extraño mundo de Orgas cap.37


Capítulo 37 (1)
"Muerte eterna"
Un poco de silencio se mantuvo mientras se encendían más velas, no demasiadas. Burn pudo ver con más claridad; en efecto, era su hija, quien tenía una cabeza humana que lamía de forma sexual y degustante.
-Hija, ¿Qué haces aquí? –dijo Burn.
-Sólo me degusto un poco. Hay pequeños placeres que es bueno tener de vez en cuando respondió ella mientras miraba fríamente la cabeza que sostenía, que no era otra sino la de Jhalioc-. Mira esta cabeza, su carne es fría e inerte; pero aún veo en sus ojos el placer y los deseos que esta persona tenía, todo ellos quedaron plasmados en este rostro ¿Crees que todas las personas tengan el mismo deseo? Me refiero a no querer ser olvidadas.
-No lo sé hija –respondió Burn con mucha confusión-. La verdad es que es casi lo mismo pero de diferente forma; es decir, algunas quieren ser recordadas, otras quieren simplemente que sus sueños no mueran, aunque ellos sí.
-Tienes razón mami, tienes razón…
-Pero dime, ¿has estado aquí todo el tiempo hija?
-Por supuesto que no. Sólo vengo a esta habitación a… digamos, guardar mis juguetes.
-¿Todas estas cajas son juguetes? –preguntó Burn mientras veía que las cajas, frascos y demás contenedores contenían cadáveres, instrumentos quirúrgicos, sustancias raras, partes humanas, huesos, etcétera.
-Sí mami, siempre has sabido bien que todas estas cosas me divierten, yo sé que a ti también; pero tú eres más discreta.
-Posiblemente, pero tú tienes más imaginación para divertirte con esto.
-Imaginación, creatividad… Mucha gente se atormenta por alimentar esas virtudes, por encontrar una fórmula de imaginación, una fuente de creatividad. Se les olvida buscar primero en sí mismas. La mente es así, sabes, es más fácil entender con tus ideas que con la de los demás; pero la mayoría son flojas y quieren que alguien más les explique. ¡Una mente no puede pensar igual que otra!
-Sí, sé a lo que te refieres hija –respondió Burn aún con la intriga de saber que estaba pasando con su hija. Así como yo, tú siempre fuiste de las que querían primero experimentar y luego recibir ayuda; entre menos ayuda mejor, ¿no es cierto?
- Sí, es un buen hábito mami.
-¿Por qué estás tan sola aquí hija? Pero contéstame más, no sólo el momento de ahora, dime ¿Por qué desapareciste y qué ha pasado contigo hija? Me tenías muy angustiada. Es bueno verte de nuevo y en buen estado…¿Sí estás bien verdad?
-Jujuju –rió tiernamente y con un poco de sarcasmo-. Siempre me ha encantado la soledad, no es nuevo que te lo diga. Me fui de casa porque mi vida se estancó en una absurda plasta de maquinaciones, se sepultaba entre toda la magnitud de mi ceguera de la vida, de mi falta de propósito. No las desprestigio de importancia en mi vida a ti y a mis hijas, no, claro que no; pero, simplemente no era yo en verdad. No podía seguir viviendo con toda la inquietud, toda la rabia hacía mí, toda la inquietud y, aparte de todo eso, la rutina. Necesitaba un verdadero propósito, no sólo para vivir; también para morir. Hace dos años aproximadamente, la verdad no sé ni la fecha de hoy, no quise despedirme de ustedes, porque realmente no sabía si cuando volvería, ni siquiera si lo haría, la mayor parte de mis pensamientos me sonsacaban a no volver. Quise ir a ver una última vez, aquella estatuilla en la tienda de antigüedades en la que veía claramente mi reflejo, y me encantaba, no sólo por identificarme, sino también por que era genial.
-Sí, ya sé a qué estatuilla te refieres –respondió Burn recordando que la había dejado en las alforjas de Jk-.  ¿Por qué te identificabas con ella?
-Porque en ella veía una mirada perdida, que no sabía a dónde mirar. Sus ojos lloraban sangre, eso era genial y me excitaba y me encantaba, según yo no tiene nada simbólico para mí, no en mi consciente. Al ver sus alas con navajas en las puntas que se encajaban en sí misma, veía su gloria, su majestuosidad tan soberbia y superior a todos, que, al mismo tiempo de hacerla sentir ver a los demás hacia abajo, le desgarraba a sí misma. Su soberbia le hacía doloroso el camino, la desgarraba la cordura de sus piernas y le hacía caminar sin dirección clara, y lo más probable, erradamente. No te aburriré con detalles mami; pero te diré que pude viajar mucho y recolectar una infinidad de cristales, una gama cromática tan extensa que de no tener esa sed de búsqueda, me hubiera desquiciado totalmente y habría perdido totalmente todas mis partes.
-Hija, ¿En verdad no podíamos ayudarte a, si no aclarar toda esa obscura confusión, por lo menos a sosegar tus demonios?
-Me ayudaron suficiente. Adquirí de ustedes varios cristales. A sosegar mis demonios… Ya no quería más eso ¡quería matarlos! No puedes hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes; necesitaba actuar más allá de mis posibilidades de ese entonces. Necesitaba aprender cosas nuevas. Conocí a mucha gente en mi viaje, realmente no te puedo decir nombres porque nunca se me ha dado bien eso de recordar nombres o fechas. Pero te puedo decir que he aprendido mucho de toda la gente  que conocí. Me controlé más de lo habitual y aprendí a cómo hacerlo mejor. Eso me ayudó considerablemente a nutrir mi ser. El sufrimiento te hace aprender inimaginablemente y te hace disfrutar mejor. Los humanos somos masoquistas por naturaleza. Después de todo lo que aprendí, aún sentía un vacío consumiéndome mami. Aún no encontraba mi propósito ni mi verdadera felicidad. Desgarré mi cuerpo, mutilé mis sueños, desquicié mi mente, desangré mi corazón, desvanecí mi alma, me ahogué en lágrimas… Pero aún me falta una cosa en mi vida… aún me falta morir. Mi solemne bendición vendrá a mí, y sólo a mí mami. Todas estas máscaras con las que he vivido, todos esos cristales con los que he observado y los sentimientos que me he implantado me han hecho olvidar mi rostro, mis propósitos, mi propia existencia. Quise encontrar mi respuesta en los demás… Qué ironía, fruto podrido del desprecio a mis propios pensamientos. He querido comprender cada lágrima derramada, cada hueso roto, los pensamientos más disonantes. La gloria del pensamiento destroza el corazón ¡Bendita la ignorancia!
-¿Hace cuánto tiempo estás por estos lugares, coleccionando estos juguetes? –preguntó Burn.
-Hmm, ni idea. No hace mucho enfermé. Todos los doctores que me diagnosticaron me declararon en estado terminal, sin cura, sin esperanza de vivir demasiado tiempo.
-¿Qué? ¿Es en serial?
-Sí mami. Pero esto no me entristeció para nada, ni mucho menos me decepcionó. En realidad, me aclaró todo. Fue cuando dejé de buscar la respuesta a mi gran pregunta. Fue cuando recordé quien en verdad soy, que nacimos para morir. La mayoría de los médicos me recomendaban el reposo y la poca actividad ¿Para qué? ¿Para no morir? Jujuju. Que insolencia –y al acabar sacó un ojo de Jhalioc con sus dientes.
-Hija, no mueras aún. Tus hijas te extrañan. Hagamos un última orgía familiar –suplicó Burn- te extraño hija, te amo
-Tal vez mami, pero ahora no. Sólo ve a descansar mami. Mañana será otro día- y se dirigió al pasadizo alistándose para irse a través de él-. Me iré, mami, caminaré sobre los todos estos cristales hasta desangrarme, se diluirán todas las maquinaciones, se me escapará el alma y los brotes salinos de mis ojos se cristalizarán para ser pisadas y unirse al polvo del olvido. Y en mi más pura esencia, quedaré cara a cara, con mi verdadera faz, ante la gloria de la muerte… entonces le besaré… Adiós mami.

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