sábado, 1 de enero de 2011

Burn y el extraño mundo de Orgas cap.35


Capítulo 35
"El escondite"
Qué fortuna tan repetitiva, una silueta de Jinete, ¿No había vivido esto ya suficientes veces Burn? Qué más da, los caprichos del destino, la suerte, Dios o la naturaleza les gusta juguetear con nuestras mentes humanas, hacernos nadar en nuestras piscinas privadas llenas de miles de “Dèjá vu” que gota a gota nos hidratan de esa sugestión de conocer lo que no ha pasado. Volviendo a la historia, aquel jinete se acercó inmediatamente a Burn, de una forma amigable y tranquila extendió diciendo: “Ven sube”. La voz inmediatamente fue reconocida, Xym había vuelto. Acompañada de un olor singular que poco a poco fue adquiriendo fuerza, era la esencia de Jk; inconfundible para nuestra Burn. Ambas sobre el lomo de Jk cabalgaron por los senderos naturales del bosque por varios minutos. Al cabo de esos varios minutos, llegaron a lo que parecía ser una pequeña cabaña, más como una pequeña cabina,  bastante bien oculta entre árboles, tanto que ni la más luminosa flecha de la Luna podía irrumpir en su privacidad.
Así como les permitió sus cuerpos, rápidamente entraron a la cabina, con la rapidez sigilosa de una rata entrando a su madriguera, evitando siempre llamar la atención y revelar su escondite. Para desgracia de Burn, quien ya se imaginaba una perversa y lujuriosa escena en tan pequeña construcción cuya ubicación les daría toda la privacidad posible, la cabina o pequeña construcción de unas cuantas maderas discretas era sólo la entrada para un escondite aún más grande. Primero empezaban unas escaleras estrechas, bajaban por un pasillo no apto para claustrofóbicos hasta llegar a una puerta bastante imperceptible. Ésta daba acceso a una habitación fuera de lo esperado; totalmente amplia, iluminada por lámparas eficientes, equipada con varias de las comodidades de un hogar. Lo que exterminó la fantasía de privacidad que Burn había creado en su imaginación deseosa fue que en tal habitación se hallaban otros dos hombres.
-Chicos, les presento a Burn, sean amables con ella –dijo Xym a los dos individuos.
-Por supuesto –dijo uno de ellos-. Permíteme presentarme yo mismo, soy  Nemesio, es un placer tenerte aquí Burn.
-Este otro chico es Checko, a este te lo presento yo porque luego me quitan el entretenimiento –dijo Xym en tono burlesco.
-Sí claro, muy entretenido que es llegar y decir: “Este imbécil se llama Checko” –respondió el chico con un tono aún menos serio que el que había tomado Xym-. Bueno, un placer Burn, cuando quieras que apaguemos las lámparas y nos pongamos más cariñosos nos dices.
-Oye, respeta a la dama Checko –dijo Nemesio con una sonrisa intrigante- es muy pronto para que nos pongamos a conocernos tan a fondo; primero conozcámonos más superficialmente. Nos dejamos ver un poco y nos tomamos confianza; nada que temer.
-¿Pero de qué hablas Nemesio? –respondió Checko con una indignación no muy bien actuada-.Yo sólo pensaba que, viniendo de afuera que está obscura, las luces de las lámparas le pudieran estorbar la mirada. Y en cuanto a cariñosos, era a ser más hospitalarios. No, no, no Nemesio cada vez eres más mal pensado.
-Vamos, no peleemos por esto – dijo Nemesio con una cara de ternura que inducía querer seducir a Checko.
Entre tanto jugueteo y cortejo discreto, prontamente se fueron olvidando que tenían una invitada en su cuartel, por lo que ella, al notar que cada vez era más ignorada, procedía lentamente a retirarse del lugar. Ya cuando Burn estaba lista para retirarse, encontró un pequeño mapa sobre una mesa cerca de la salida, si su imaginación no le hacía jugarretas desconsideradas, eran los planos de la casa de Infernal. A un lado y un poco ocultas, encontró unas notas con palabras claves: “Asalto”, “botín”, “secuestro”… “venganza”. Pese a lo desconcertante y peligroso que significaba esto, Burn decidió dejar todo rápidamente como estaba antes de que se dignaran a verla y descubrieran que había leído algo. Xym volteó y vio a Burn en medio del disimulo. Ella le preguntó: ¿Qué es lo que estás viendo? A lo que Burn rápidamente señaló con su mano a la dirección frente a ella y, para su fortuna, acertó en señalar un objeto que ni sabía que estaba allí de no ser porque Xym sí sabía que había  un singular objeto bastante bien cobijado de sombras, apenas visible para quien lo tiene en mente.
-Ah, claro, te refieres a esa estatuilla junto al armario. Lo sé, es bastante única; debo tener más cuidado y no dejarla tan descuidadamente por ahí; está bien, te la mostraré, por alguna razón tú me inspiras mucha confianza.
Fue tras la estatuilla junto al armario caminando lentamente y pensativa, con una mirada perdida en el infinito y basto manto de sombras de la habitación, anhelando recuerdos en instantes y casi desbordando las emociones por la piel de una manera tan sutil, fría pero cálida. Al traer ya la estatuilla Burn quedó impactada después de verla detenidamente y a lujo de detalle, el detalle que las tenues luces de las velas le permitían. Era una figura angelical, sus alas eran grisáceas y en los bordes tenía navajas que cortaban la piel del vientre y de un muslo del ángel, lágrimas rojas pintadas brotando de los ojos, un ángel con ambos órganos sexuales… Sí, tenía que ser la estatuilla de la que hablaron Hina y Lexa días atrás.
-Pero que estatuilla tan peculiar… ¿Dónde la has conseguido? Me encantaría una similar.
-Te diré la verdad, esta estatuilla no es oficialmente mía, podría decir que la encontré. Desde hace tiempo atrás he estado buscando a la persona a quien pertenece. Ellos dos, Checko y Nemesio, me han estado insistiendo en que la vendamos a un buen precio, pero siempre tengo que estar inventando escusas para no hacerlo.
-Creo que también te diré la verdad –respondió Burn-. Yo también estoy buscando a la misma persona, desafortunadamente no he podido encontrarle; sin embargo, sé que pronto lo haré.
-¿A sí? ¿Qué te hace pensar que pronto te encontrarás con esa persona?
-Instinto de madre.
-¿Instinto de madre? Explícate –dijo Xym.
-La dueña de esta estatuilla, si toda la información que he obtenido estos últimos días es cierta, es mi hija. También me inspiras cierta confianza, tal vez seamos algo así como familiares.  Cuando encuentre a mi hija me aseguraré de hacértelo saber. En serial, mi instinto de madre me dice que estoy muy cerca de saber su paradero. Cuando la encuentre vendremos a visitarte y podrás devolverle la estatuilla, si en verdad eso es lo que quieres.
-No, no, no. Noto demasiada seguridad en tus predicciones. Creo que es mejor que no nos veamos, tu hija y yo, no sé, igual es un presentimiento. Así que ten, toma la estatuilla, confío plenamente en que tú se la darás por mí, es mejor así. Mejor vete de una vez, seguramente deben estar esperándote en casa. ¿Sabes cómo llegar?
-Ehmm, no. No acostumbro memorizar las rutas forestales a la media noche; posiblemente me violen los violadores, ladrones, ardillas malignas al servicio de Satán, zombies negros o alguna otra cosa; todo puede pasar..
-Sí, esas ardillas no tiene piedad. Bueno, toma este mapa y esta pequeña brújula; está un poco vieja pero aún sirve. Los lugares más notables están marcados en el mapa. Inclusive creo que el caballo que dejamos arriba sabrá cómo llegar, no sé si por torpeza o por qué siempre trataba de tomar el camino de regreso. De hecho creo que ese caballo tuyo pues le llamabas con un alarido muy peculiar hace rato.  Iría contigo pero tengo mucho que hacer esta noche, las tipas que nos atacaron y todo lo sucedido ya me han retrasado. Suerte y asegúrate de entregar la estatuilla.
Una vez concluida ya la charla y el despido formal con los tres habitantes del escondite, Burn montó a Jk y cómo viejos amigos que se vuelven a reconciliar después de disputas y de  tiempo sin verse, en un emocionante reencuentro salen a toda prisa, cabalgando sobre los vientos nocturnos del bosque. Como por instinti, Jk retomaba el camino de regreso, sin hacer necesario que Burn utilizara el mapa y la brújula que le había obsequiado Xym.
A los pocos minutos, Burn y Jk llegaron al lugar dónde se había emanado la hoguera, la contienda junto al lago de reflejos plateados. En esta ocasión se encontraba la persona enmascarada, al parecer esperando o buscando a alguien. Traía el mismo atuendo de la última vez, su actitud era un poco más desesperada pero seguía con seriedad y cordialidad. Burn y Jk se acercaron y le llamaron.
-¡Oye! ¡juiashfkdas! Creo que te mandan esto –diciendo esto mientras le sacaba la estatuilla de las alforjas que Xym le había puesto a Jk al llegar a su escondite.
-¡¿Pero qué?! ¡¿Cómo conseguiste esa estatuilla?!- dijo la persona enmascarada-. ¿Quién me lo manda?
-Una chica llamada Xym. Como buena samaritana que es, quiere regresar la estatuilla a su legítimo dueño.
-Hmm, ya veo, ella sabe perfectamente a quien pertenece esta estatuilla, así que me temo decirte que te has equivocado de destinatario –respondió pensativamente al rechazar la estatuilla-. Esta figura es muy importante, y, sólo por eso, te diré dónde encontrar a su dueña, pero será mejor que no le digas que es un mandato de Juliette .
-¿De Juliette? Pero sí acabo de decirte que fe Xym –respondió Burn con intriga.
-Olvídalo, sólo lleva la estatuilla, no digas más. Toma, esta llave abre una puerta en la casa de Infernal, una puerta que posiblemente has visto; es negra y tiene varias líneas blancas pintadas. Adentro de ésta encontrarás cosas interesantes. No te aseguro que encuentres a alguien allí, pero en caso de que no quieras buscar más, puedes dejar la estatuilla allí. Todos piensan que detrás de esa puerta sólo hay pared, pero los planos de la casa cambiaron un poco, ¿entiendes?
Una vez más, por complicidad de la suerte, el destino o alguna deidad omnipotente apareció alguien más dispuesto a frustrar todos los hermosos encuentros, esta vez Nemesio en su corcel negro embistió con toda tempestad salvaje a Jk y Burn, haciéndoles caer. 

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