Capítulo
35
"El
escondite"
Qué
fortuna tan repetitiva, una silueta de Jinete, ¿No había vivido esto ya
suficientes veces Burn? Qué más da, los caprichos del destino, la suerte, Dios
o la naturaleza les gusta juguetear con nuestras mentes humanas, hacernos nadar
en nuestras piscinas privadas llenas de miles de “Dèjá vu” que gota a gota nos
hidratan de esa sugestión de conocer lo que no ha pasado. Volviendo a la
historia, aquel jinete se acercó inmediatamente a Burn, de una forma amigable y
tranquila extendió diciendo: “Ven sube”. La voz inmediatamente fue reconocida,
Xym había vuelto. Acompañada de un olor singular que poco a poco fue
adquiriendo fuerza, era la esencia de Jk; inconfundible para nuestra Burn.
Ambas sobre el lomo de Jk cabalgaron por los senderos naturales del bosque por
varios minutos. Al cabo de esos varios minutos, llegaron a lo que parecía ser
una pequeña cabaña, más como una pequeña cabina, bastante bien oculta entre árboles, tanto que
ni la más luminosa flecha de la Luna podía irrumpir en su privacidad.
Así
como les permitió sus cuerpos, rápidamente entraron a la cabina, con la rapidez
sigilosa de una rata entrando a su madriguera, evitando siempre llamar la
atención y revelar su escondite. Para desgracia de Burn, quien ya se imaginaba
una perversa y lujuriosa escena en tan pequeña construcción cuya ubicación les
daría toda la privacidad posible, la cabina o pequeña construcción de unas
cuantas maderas discretas era sólo la entrada para un escondite aún más grande.
Primero empezaban unas escaleras estrechas, bajaban por un pasillo no apto para
claustrofóbicos hasta llegar a una puerta bastante imperceptible. Ésta daba
acceso a una habitación fuera de lo esperado; totalmente amplia, iluminada por
lámparas eficientes, equipada con varias de las comodidades de un hogar. Lo que
exterminó la fantasía de privacidad que Burn había creado en su imaginación
deseosa fue que en tal habitación se hallaban otros dos hombres.
-Chicos,
les presento a Burn, sean amables con ella –dijo Xym a los dos individuos.
-Por
supuesto –dijo uno de ellos-. Permíteme presentarme yo mismo, soy Nemesio, es un placer tenerte aquí Burn.
-Este
otro chico es Checko, a este te lo presento yo porque luego me quitan el
entretenimiento –dijo Xym en tono burlesco.
-Sí
claro, muy entretenido que es llegar y decir: “Este imbécil se llama Checko”
–respondió el chico con un tono aún menos serio que el que había tomado Xym-.
Bueno, un placer Burn, cuando quieras que apaguemos las lámparas y nos pongamos
más cariñosos nos dices.
-Oye,
respeta a la dama Checko –dijo Nemesio con una sonrisa intrigante- es muy
pronto para que nos pongamos a conocernos tan a fondo; primero conozcámonos más
superficialmente. Nos dejamos ver un poco y nos tomamos confianza; nada que
temer.
-¿Pero
de qué hablas Nemesio? –respondió Checko con una indignación no muy bien
actuada-.Yo sólo pensaba que, viniendo de afuera que está obscura, las luces de
las lámparas le pudieran estorbar la mirada. Y en cuanto a cariñosos, era a ser
más hospitalarios. No, no, no Nemesio cada vez eres más mal pensado.
-Vamos,
no peleemos por esto – dijo Nemesio con una cara de ternura que inducía querer
seducir a Checko.
Entre
tanto jugueteo y cortejo discreto, prontamente se fueron olvidando que tenían
una invitada en su cuartel, por lo que ella, al notar que cada vez era más
ignorada, procedía lentamente a retirarse del lugar. Ya cuando Burn estaba
lista para retirarse, encontró un pequeño mapa sobre una mesa cerca de la
salida, si su imaginación no le hacía jugarretas desconsideradas, eran los
planos de la casa de Infernal. A un lado y un poco ocultas, encontró unas notas
con palabras claves: “Asalto”, “botín”, “secuestro”… “venganza”. Pese a lo
desconcertante y peligroso que significaba esto, Burn decidió dejar todo
rápidamente como estaba antes de que se dignaran a verla y descubrieran que
había leído algo. Xym volteó y vio a Burn en medio del disimulo. Ella le
preguntó: ¿Qué es lo que estás viendo? A lo que Burn rápidamente señaló con su
mano a la dirección frente a ella y, para su fortuna, acertó en señalar un
objeto que ni sabía que estaba allí de no ser porque Xym sí sabía que
había un singular objeto bastante bien cobijado
de sombras, apenas visible para quien lo tiene en mente.
-Ah,
claro, te refieres a esa estatuilla junto al armario. Lo sé, es bastante única;
debo tener más cuidado y no dejarla tan descuidadamente por ahí; está bien, te
la mostraré, por alguna razón tú me inspiras mucha confianza.
Fue
tras la estatuilla junto al armario caminando lentamente y pensativa, con una
mirada perdida en el infinito y basto manto de sombras de la habitación,
anhelando recuerdos en instantes y casi desbordando las emociones por la piel
de una manera tan sutil, fría pero cálida. Al traer ya la estatuilla Burn quedó
impactada después de verla detenidamente y a lujo de detalle, el detalle que
las tenues luces de las velas le permitían. Era una figura angelical, sus alas
eran grisáceas y en los bordes tenía navajas que cortaban la piel del vientre y
de un muslo del ángel, lágrimas rojas pintadas brotando de los ojos, un ángel
con ambos órganos sexuales… Sí, tenía que ser la estatuilla de la que hablaron
Hina y Lexa días atrás.
-Pero
que estatuilla tan peculiar… ¿Dónde la has conseguido? Me encantaría una
similar.
-Te
diré la verdad, esta estatuilla no es oficialmente mía, podría decir que la
encontré. Desde hace tiempo atrás he estado buscando a la persona a quien
pertenece. Ellos dos, Checko y Nemesio, me han estado insistiendo en que la
vendamos a un buen precio, pero siempre tengo que estar inventando escusas para
no hacerlo.
-Creo
que también te diré la verdad –respondió Burn-. Yo también estoy buscando a la
misma persona, desafortunadamente no he podido encontrarle; sin embargo, sé que
pronto lo haré.
-¿A
sí? ¿Qué te hace pensar que pronto te encontrarás con esa persona?
-Instinto
de madre.
-¿Instinto
de madre? Explícate –dijo Xym.
-La
dueña de esta estatuilla, si toda la información que he obtenido estos últimos
días es cierta, es mi hija. También me inspiras cierta confianza, tal vez
seamos algo así como familiares. Cuando
encuentre a mi hija me aseguraré de hacértelo saber. En serial, mi instinto de
madre me dice que estoy muy cerca de saber su paradero. Cuando la encuentre
vendremos a visitarte y podrás devolverle la estatuilla, si en verdad eso es lo
que quieres.
-No,
no, no. Noto demasiada seguridad en tus predicciones. Creo que es mejor que no
nos veamos, tu hija y yo, no sé, igual es un presentimiento. Así que ten, toma
la estatuilla, confío plenamente en que tú se la darás por mí, es mejor así.
Mejor vete de una vez, seguramente deben estar esperándote en casa. ¿Sabes cómo
llegar?
-Ehmm,
no. No acostumbro memorizar las rutas forestales a la media noche; posiblemente
me violen los violadores, ladrones, ardillas malignas al servicio de Satán,
zombies negros o alguna otra cosa; todo puede pasar..
-Sí,
esas ardillas no tiene piedad. Bueno, toma este mapa y esta pequeña brújula;
está un poco vieja pero aún sirve. Los lugares más notables están marcados en
el mapa. Inclusive creo que el caballo que dejamos arriba sabrá cómo llegar, no
sé si por torpeza o por qué siempre trataba de tomar el camino de regreso. De
hecho creo que ese caballo tuyo pues le llamabas con un alarido muy peculiar
hace rato. Iría contigo pero tengo mucho
que hacer esta noche, las tipas que nos atacaron y todo lo sucedido ya me han
retrasado. Suerte y asegúrate de entregar la estatuilla.
Una
vez concluida ya la charla y el despido formal con los tres habitantes del
escondite, Burn montó a Jk y cómo viejos amigos que se vuelven a reconciliar
después de disputas y de tiempo sin
verse, en un emocionante reencuentro salen a toda prisa, cabalgando sobre los
vientos nocturnos del bosque. Como por instinti, Jk retomaba el camino de
regreso, sin hacer necesario que Burn utilizara el mapa y la brújula que le
había obsequiado Xym.
A
los pocos minutos, Burn y Jk llegaron al lugar dónde se había emanado la
hoguera, la contienda junto al lago de reflejos plateados. En esta ocasión se
encontraba la persona enmascarada, al parecer esperando o buscando a alguien.
Traía el mismo atuendo de la última vez, su actitud era un poco más desesperada
pero seguía con seriedad y cordialidad. Burn y Jk se acercaron y le llamaron.
-¡Oye!
¡juiashfkdas! Creo que te mandan esto –diciendo esto mientras le sacaba la
estatuilla de las alforjas que Xym le había puesto a Jk al llegar a su
escondite.
-¡¿Pero
qué?! ¡¿Cómo conseguiste esa estatuilla?!- dijo la persona enmascarada-. ¿Quién
me lo manda?
-Una
chica llamada Xym. Como buena samaritana que es, quiere regresar la estatuilla
a su legítimo dueño.
-Hmm,
ya veo, ella sabe perfectamente a quien pertenece esta estatuilla, así que me
temo decirte que te has equivocado de destinatario –respondió pensativamente al
rechazar la estatuilla-. Esta figura es muy importante, y, sólo por eso, te
diré dónde encontrar a su dueña, pero será mejor que no le digas que es un
mandato de Juliette .
-¿De
Juliette? Pero sí acabo de decirte que fe Xym –respondió Burn con intriga.
-Olvídalo,
sólo lleva la estatuilla, no digas más. Toma, esta llave abre una puerta en la
casa de Infernal, una puerta que posiblemente has visto; es negra y tiene
varias líneas blancas pintadas. Adentro de ésta encontrarás cosas interesantes.
No te aseguro que encuentres a alguien allí, pero en caso de que no quieras
buscar más, puedes dejar la estatuilla allí. Todos piensan que detrás de esa
puerta sólo hay pared, pero los planos de la casa cambiaron un poco,
¿entiendes?
Una
vez más, por complicidad de la suerte, el destino o alguna deidad omnipotente
apareció alguien más dispuesto a frustrar todos los hermosos encuentros, esta
vez Nemesio en su corcel negro embistió con toda tempestad salvaje a Jk y Burn,
haciéndoles caer.
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