sábado, 1 de enero de 2011

Burn y el extraño mundo de Orgas cap.37(2)


Capítulo 37 (2)
"Muerte eterna parte 2"

Esas fueron las últimas palabras que escuchó Burn de su hija antes de que se escabullera y cerrara la compuerta del pasadizo. Burn intentó abrirla pero sus intentos fueron en vano. Tras rendirse, inspeccionó un poco la habitación. Había toda clase de objetos punzo cortantes, animales disecados, bocetos de disecciones y anatomía, y por supuesto, partes humanas en conserva. Tras todo esto, Burn normalmente estaría agotada; pero todo lo sucedido la mantenía despierta. Fue al corral a buscar la estatuilla en las alforjas de Jk. La sacó y pensó en llevarla siempre para dársela a su hija en cuanto tuviera oportunidad. Si mañana Burn iba a tener visitas, necesitaba descansar un poco más, así que fue a dormir lo poco que quedaba de la hasta antes del alba.
Un sueño poco regular se presentó ante Burn esa noche… Pero nunca quiso contarlo a nadie… seguirá, por ahora, en su memoria.
Fue bastante pesado el sueño. El cansancio que se produjo en Burn por caminar gran parte de la noche y demás actividades que realizó, le nutrieron la pesadez a su letargo; sin embargo, un grito desesperado la despertó. “¡Despierten todos, rápido!”. Burn no tardó nada en levantarse, traía toda su ropa puesta, la ansiedad de que la visita llegara la predispuso a un despertar espontáneo. Rápidamente, Burn se dirigió a la entrada de la casa, que era de donde venía el grito. Era Xym, desesperada y con exaltación de prisa por despertarlos a todos, como si los fuese a salvar de una amenaza.
-¡No vengas conmigo! ¡Ve con los demás! –Dijo Xym apresurada al ver a Burn y corriendo fue con ella a los cuartos donde los demás dormían.
-¿Qué te pasa? ¿Y cómo entraste? ¿Por qué quieres despertarlos? –preguntó Burn desconcertada mientras corría con Xym.
-No hay tiempo para explicaciones, rápido.
Primero fueron a la habitación donde dormía regularmente Infernal, esta se encontraba abierta. Al entrar inmediatamente, en medio de la cama se podían ver enormes estacas que sostenían los cuerpos empalados de Andrea e Infernal en plena copulación. Los órganos de ambos estaban derramados en la cama y aún colgaban de sus estómagos; todo con marcas de quemaduras hechas por un pedazo de hierro al rojo vivo.
 -¿Pero qué coño? –dijo Burn con una sorpresa total.
-Muy tarde –dijo Xym.
Siguieron a la habitación contigua, era la de Lexa y Hina. En esta habitación no había nada raro. Hina y Lexa aún dormían; los ronquidos de Hina se escuchaban fuerte y claro y la inquietud de Lexa se notaba al verla moverse sobre la cama. Echaron un rápido vistazo para ver si había alguien más allí pero no vieron nada. Xym les gritó para que se despertaran. Sí logró despertarlas; pero tardaron en levantarse. Burn y Xym no podían esperarlas y corriendo se dirigieron a la siguiente habitación; la de Neea y Misa. Allí a primera vista estaba la cama de Neea, con ella totalmente descuartizada y enredada entre sus propios intestinos, con los pulmones saliendo de su boca y todas sus costillas clavadas en sus piernas. En la otra cama, la de Misa, estaba misa dormida y, una persona enmascarada, totalmente vestida de negro y con una máscara totalmente blanca estaba parada a un lado.
-¡Misa Despierta! –gritó Xym desde la entrada de la habitación a la vez que corría hacia allí. Al llegar a mitad del camino resbaló con la sangre del piso y cayó fuertemente golpeándose la cabeza y desmayándose.
-¡¿Bumpie?! ¡¿Qué haces?! –dijo Burn desconcertada.
-¡Hola mami! Contestó la persona enmascarada volteando. Esto le interrumpió de su próximo asesinato, pues tenía una pequeña daga en la mano lista para apuñalar a Misa; quien a su vez despertó por el alboroto.
-¿Hija? ¡¿Qué está pasando?! –preguntó Burn con sorpresa.
Al despertar Misa, y rápidamente ver a su alrededor, reaccionó y dio una patada fugaz e instintiva en la cara de la persona enmascarada; logrando tirar su máscara.
-Jujujuajajaja. Exquisita patada Misita. Tardaste en reaccionar. ¡Ups! Mami, Misita hizo que tirara mi cuchillo sobre el pie de Xym –dijo sarcásticamente mientras deliberadamente arrojó y clavó su cuchillo sobre el pie de Xym.
-¡Ah! ¡Mi pie! –gritó Xym despertando.
-¿Hija por qué lo haces? –preguntó Burn.
-Hmm. Ya te dije mami, estoy recordando quien soy –dijo seriamente-. Todas mis máscaras que conscientemente dejaba controlar, las he roto ya mami. ¡¿Acaso no es divertido mami?!
-Sí hija pero no me gusta que ensucies las sábanas -replicó Burn.
-¡Tranquilízate! –dijo Xym-. Me estás dando miedo. Cosa, aléjate de ahí.
-¿Miedo? Oh, vamos, no hay porqué tener miedo… ¿Tener miedo a la muerte? ¡Bah, si igual no saldremos vivos de nuestra vida! Jujuju.
-¡¿Quién eres tú?! ¡Déjanos en paz! –preguntó Misa después de huir de su cama.
-En fin, ya se están poniendo un poco… fresas por aquí. Creo que ha llegado el momento de marchar.
Entre las últimas palabras de la conversación, llegaron Hina y Lexa. No pudieron presenciar todo pero alcanzaron a ver a su madre y quedaron muy desconcertadas.
-¿Mami? – dijo Lexa sorprendida.
Al decir eso Lexa, su madre saltó por la ventana. Burn, al asomarse por la ventana, logró ver  como su hija se dirigía al establo. Inmediatamente ella también se dirigió.
-Abuelita, ¿Esa era nuestra mami? –preguntaron al mismo tiempo las dos nietas de Burn.
-No estoy muy segura nietas pero tengo prisa –dijo Burn mientras corría por la casa hacia el establo-. Quédense con Xym y Misa.
Al llegar al establo, Burn encontró a su hija tranquilamente parada.
-Me voy mami, ha llegado mi hora de marchar…
-Espera hija, antes de que te marches, toma esto –dijo Burn al darle la estatuilla.
-¡Eh! Pero si es… Muchas gracias mami.
-Si quieres agradecerme… Quédate.
-En verdad mami, no puedo quedarme.
-¿Por qué?
-Simplemente… ya llegó mi hora. Adiós
-¿Qué quieres decir?
Con una sonrisa dulce se despidió de su madre, guardó la estatuilla, montó un caballo y marchó. En esto llegaba Bumpie velozmente cabalgando el bello corcel negro que había tomado de Nemesio. Sin detenerse le gritaba a Burn que rápido subiera a Jk para los ir tras su hija. Burn asintió e inmediatamente se puso a cabalgar. El par de jinetes iban de prisa por el bosque y las praderas, siguiendo el rastro de la fugitiva. Parecían los 3 ir a la misma velocidad. Era una contienda de resistencia para los caballos. Así pasó un buen rato, una persecución guiada por la risa desquiciada de una fugitiva, la preocupación y aflicción de una madre y un desesperado intento de un héroe por salvar a una víctima, víctima de sus propios pensamientos.
Jk y el corcel negro terminaron agotándose y parecía que ya habían perdido el rastro. Burn y Bumpie miraban a todo su alrededor, una pista, la que fuera para que los guiara y pudieran continuar. Todo indicaba que la habían perdido de alcance… Hasta que, de pronto, el caballo que habían estado persiguiendo apareció, alterado y mareado. No se tomaron la molestia de preguntarse por qué el caballo se encontraba en tan demacrado estado; simplemente tomaron la dirección de la cual venía el caballo. Cabalgaron poco hasta llegar a ver a un barranco a lo lejos, un acantilado en el que, a la orilla, Burn vio a su hija mirando al precipicio.

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