Capítulo
33
"Navajas
bajo la luna llena"
En
el delicado manto de la noche alumbrada por la radiante luminiscencia de la
dramática luna, se podía respirar una frescura inigualable, la pesadez del
cuerpo desaparecía y la plateada aura del bosque te incitaba a evaporarte en
sueños. Xym con toda ligereza tomó asiento y, recostándose y apoyándose sobre
la lápida de Juliette, alzó su mirada nostálgica hacia la luna y tras una
sonrisa muy discreta dijo:
-No
sé porqué, algunas noches como esta, me ahogo en amargas lágrimas… Siéntate
cerca, déjame enseñarte como mi vida se escapó, pero qué más da, las puertas
celestes son anchas, no nos queda más que esperar que la solemne muerte nos
llene de paz […].
Burn
se recostó en la tumba de Volmar, igualando la misma postura apaciguada y
poética de su nueva compañera noctámbula. Mirando la Luna tan majesuosa y
brillante, se llenó de sentimientos que no solía tener a menudo, por lo menos
no todos juntos culminando en su alma al mismo tiempo como esta ocasión.
Alistada pues, Burn le dijo a Xym que le contara la historia de estas dos
lápidas, cuyos epitafios intrigaban la curiosidad de Burn aunque sólo sean un
nombre sin antecedentes en su memoria.
-No
muy lejos de aquí, en una casa situada en este bosque –empezó a relatar Xym-,
vivían estas dos chicas. Por razones del destino, Juliette conoció a la tímida
huérfana Volmar en un poblado lejano. Su amistad se fortaleció rápidamente, al
punto que decidieron viajar a través del bosque; si la suerte, el destino o
Dios les permitía, encontrarían con éxito al padre de Volmar, pues su padre
nunca más volvió y era su única familia. Juliette y Volmar, una vez decididas y
preparadas se adentraron en el bosque, pero fueron torpes en adentrarse a lo
desconocido sin brújula ni algo que las ayudase a mantenerse orientadas, eran
prácticamente novatas en aventurarse. Pasaron varios días y su comida se
terminó, vagaron por el bosque en su caballo, un caballo que habían robado en
el pueblo, bueno, lo tomaron prestado por tiempo indefinido. ¡Vaya que pasamos
hambre después de eso! Después de un rato, afortunadamente encontramos una
casa, la que te mencioné anteriormente, pues ahí, Volmar y Juliette, fueron
bien recibidas por un buen caballero de nombre InfernalDragon.
-¡Chubidubi,
esto se está poniendo cada vez más interesante! –exclamó Burn al saber el
nombre de tal caballero, y obviamente descubrir que Xym estaba refiriéndose a
la misma casa y a la misma persona que Burn conoció hace unos días.
-Bien,
tu exclamación me asustó. Bueno continuaré. Todo continuó con tranquilidad, la
hospitalidad de Infernal hacia las chicas fue ejemplar, así como la generosidad
de su sirvienta, me parece se llama o se llamaba Andrea. Al cabo de unos días,
Juliette y Volmar pasaron de ser buenas amigas a ser “muy buenas amigas”,
¿sabes a lo que me refiero?
-Sí,
supongo –respondió Burn a la pregunta de Xym.
-Y…
Continuaré. Todo iba bien, Juliette y
Volmar tenían sus actos de amor escurridizo. Parecía que ya no necesitaban más,
inclusive Volmar se había olvidado que estábamos en busca de su padre. Después
de un tiempo, me fui dando cuenta las cosas iban cambiando, lentamente Juliette
sentía menos atención por parte de Volmar; quizá algo le inquietaba. ¡¿Por qué
no lo dijo?!- Gritó exaltada Xym, como si se lo reprochara a sí misma, luego
prosiguió pensativamente-. Quizá… quizá si Juliette hubiera tratado de resolver
esa alta de atención pronto… quizá se hubiera arreglado todo a tiempo.
El
sobresalto de Xym en esa parte de la charla desorientó a Burn. Antes de
regresar su atención a Xym, vio una silueta en lo alto de un árbol. Pronto la
pudo ver con más claridad. Era una persona que estaba escuchando con atención,
parecía ya inconsciente; pues sólo miraba al cielo, sin preocuparse porque
alguien pudiese verle. La persona estaba escondida, pero era visible si se
prestaba atención.
Definitivamente
era esa persona, una vez más se había cruzado en el camino de Burn. Esta vez
llevaba vestimenta oscura, pero bastante común; una máscara gris un poco clara.
Ésta tenía la parte de los ojos y la boca cosidas, como si no pudiesen abrir la
boca no los ojos nunca más. Otra peculiaridad de la máscara es que parecía
llorar; tenía manchas que emanaban de los ojos y caían a lo largo de la
máscara, manchas negras con un poco de rojo, como si llorase y escurriera
maquillaje y sangre. La boca cosida también simulaba que escurría sangre. La
máscara no reflejaba mas que una triste y continua resignación al dolor, a la
pena, a la desdicha.
Burn
decidió no informarle a Xym sobre la presencia de jaksjdjah, quiso seguir
escuchando la historia; además la persona enmascarada parecía que realmente no
iba a moverse de ahí y estaba lo suficientemente lejos y Xym hablaba lo muy
tenuemente como para que la persona enmascarada alcanzase a escuchar con
claridad.
-Después
de varios días de que la indiferencia de Volmar hacia Juliette creciera, la
notó más extraña. Juliette en varias ocasiones que paseaba por la casa, entraba
a una habitación y notaba que se encontraban a solas Volmar e Infernal;
inclusive los notaba exhaustos. No sabía que pensar,¿estaba dejando de querer a
Juliette? A Juliette no le hubiera molestado que Volmar tuviera sus relaciones
con Infernal; lo que le dolía era su indiferencia, sentía que Volmar había
cambiado la amistad por sólo unas “aventuras”.
-Los
encuentros misteriosos se hicieron cada vez más frecuentes-prosiguió Xym-. Cada
vez que Juliette quería hablar con Volmar, sobre lo que estaba pasando, Volmar
se hacía a un lado, tenía cosas que hacer o simplemente no estaba con ánimo de
charlar; la veía preocupada, pero aún así evitaba aclarar cualquier cosa. Pero
a pesar de la obviedad, aún tenía la esperanza de que todo fuera un mal
entendido, se rechazaba a aceptar las cosas… La esperanza que te hace rechazar
lo obvio duele, es pesada como el hierro. Eso me hace entender desde otro punto
de vista la conclusión de un filósofo bastante controvertido. ¿Sabes que hay en
la caja de pandora? ¿Cuál es el mayor de todos los males? Aquél filósofo llegó
a la conclusión de que es la esperanza lo que se encuentra en aquella caja.
Hasta
este punto, Xym tenía discretas lágrimas danzando entre sus párpados. El relato
de Xym no pudo continuar por culpa de una abrupta interrupción de un jinete sin
cabeza, o por lo menos eso quería aparentar. La jinete se detuvo justo enfrente de Xym y
Burn, empezó a sacar instrumentos de su bolsa mientras reía frenéticamente;
casi se le podía escuchar “por fin las
mataré”. Con una calabaza en mano y un mechero en la otra, el jinete se
mostraba imponente con afán de causar terror. Encendió la calabaza y envuelta
en llamas la arrojó hacia Burn y Xym. La luz del fuego podía iluminar al jinete
y revelar que no era el, si no ella. El fuego se expandió rápidamente por las
hojas secas caídas cerca de las tumbas, no avanzó demasiado pero fue suficiente
para separar a Xym de Burn, si la jinete afrontaba a una, sería una a una. Y
bien, así fue, la jinete escogió a Xym como la primera víctima de sus malicias.
Estuvieron unos instantes frente a frente, la jinete acercándose lentamente
hacia Xym mientras sacaba algo de su bolsa, precisamente otra calabaza y no
tardó en encender su mechero nuevamente.
No queda más por deducir, la jinete
estaba a punto de lanzar un proyectil llameante con el objetivo de incinerar a
Xym viva.
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