Capítulo 30
"¿Dónde
jugarán los niños?"
Burn
ya se encontraba en frente del escenario, con sangre de Eileen que le salpicó
en el rostro, fue la única persona que logró ver que sucedió allá arriba; sin
embargo, no lo diría a nadie.
No
queriendo detener la función, Jhalioc no detuvo a la persona enmascarada; quedó
a disposición de un fácil asesinato.
-Bueno,
sí muy bonito y todo el drama que estás haciendo, pero ¿qué cojones prentendes?
–Decía Jhalioc-. Déjame terminar mi función y con mucho gusto tendré una sesión
totalmente privada para ti; sé que te encantará mi famoso “beso negro”, sí
quieres lo puedo combinar con mi lengua tornado sólo para ti.
-Es
demasiada la tentación, las tentaciones altas son engañosas –dijo la persona
enmascarada.
-Vamos,
déjame terminar mi hermosa representación escénica, apiádate de alguien con un
disparo en la pierna y las manos atadas –dijo Jhalioc.
-¡Bailemos!
–exclamó la persona enmascarada e inmediatamente empezó a atacar a Jhalioc.
Ya con la pierna herida y con los brazos más
atados con las cuerdas, no podía hacer mucho para evitar que la persona
enmascarada lo matase, lo más que podía hacer para salvarse era dejar su
función, cosa que no haría jamás. Los forzosos intentos de Jhalioc por
sobrevivir fueron los que dieron más vida a las danzas de Lenore y los brincos
juguetones de Rabi Rabito… Pero no podría resistir eternamente.
La persona
enmascarada sacó un bisturí de entre sus ropas, quizá lo tomó del laboratorio
del sótano o tal vez lo consiguió en otro memento, lo lanzó hacia jhalioc
fallidamente pero algunas cuerdas fueron cortadas, la tensión de éstas jaló a
Jhalioc hacia ellas y el pesó y las maquiavélicas acciones de la persona
enmascaradas hicieron caer una maquinaria, la de Lenore. Sólo Jhalioc se dio
cuenta que el bisturí lanzado calló justo en el cuello de Pibechorro. Jhalioc
dio vueltas en el aire cual si fuera algún acróbata de circo. Después de un par
de vueltas, Jhalioc quedó ahorcándose hasta que los cables cortaron la cabeza
de Jhalioc, cayendo a los pues de Burn, y su demás cuerpo quedó suspendido entre
cables.
-¡¿Por
qué demonios paran la jodida música?!- gritó Beavis enfurecido y con voz
quebrantada.
-¿Acaso
los músicos no ven que ya todos los de este jodido lugar han muerto? –preguntó
Jairo en voz alta.
-Seguramente
están tras el escenario- dijo Shadowns.
-¿Cómo
demonios pasamos tras el escenario? -Preguntó Beavis-. Sólo hay un muro de
madera, no hay ni una sola puerta y en todas las veces que he entrado aquí
nunca vi a nadie atravesar el escenario por aquí.
-¿Cómo
demonios nos preguntas a nosotros que es la primera vez que estamos aquí si tú
no sabes y has venido varias veces?-Preguntó Shadowns con voz burlona.
-Joder,
pues ven para acá y busca una jodida puerta, maldito inmaduro, deberías cambiar
tu nombre para madurar –respondió Beavis con enfado.
-Joder…
-dijo Shadowns para sí mismo.
-Deberíamos
rosar nuestros genitales unos con otros –dijo Burn.
-Si
tanto les estresa la música iré a donde los músicos para hacerlos parar, por
acá arriba puedo llegar a ellos –dijo la persona enmascarada-. Les diré a todas
las personas que encuentre por acá que ya no hay nada que hacer en este
orfanato, ustedes deberían sacar a esos niños.
Después
de unos pocos momentos la música paró, la audiencia de niños estaba
desconcertada, pero a pesar de todo se mantenían en calma. Burn por fin pudo
despertar a Hina y ambas fueron a donde se encontraban Lexa y Shadowns; Jairo y
Beavis trataron convencer a los niños que tenían que salir del orfanato,
después de darles unas razones no tan abruptas como la verdad, los orientaron para
guiarlos a la salida. Una de las niñas dijo:
-Disculpe
señor, me llamo Meleny, antes de que salgamos de aquí me gustaría pasar a mi
habitación, tengo un lindo pececito que no me gustaría que quedara solo.
-Claro,
¿por qué no? –dijo Jairo.
-Yo
la acompaño –dijo Burn- me aseguraré que no queden más niños en el piso de
arriba.
-Yo
iré contigo -dijo Beavis a Burn-. Conozco mejor esta casa, será mejor que te
ayude a buscar.
-Está
bien, no tengo ningún problema con eso, mientras nosotros nos llevaremos a los
niños afuera, abajo ya no hay más que revisar –dijo Jairo.
Entonces
Burn y Beavis acompañaron a Meleny hacía su habitación en el segundo piso, subieron
por las mismas escaleras por las que Eileen bajó a los niños antes de empezar
la función.
-¿Cuál
es tu habitación Meleny? –Preguntó Burn mientras sentía una mirada acosadora
por parte de Beavis, quien estaba atrás de ella.
-Es
la del fondo a la derecha –respondió Meleny.
-¿El
baño? –preguntó Burn.
-Hmm…
Sí, en realidad sí es el baño, allí dormía yo y guardaba a mi pececito en el
tanque de agua; le puse una red para que no se fuera junto con el agua.
-Revisemos
primero las otras habitaciones en busca de más niños –dijo Beavis con voz un
tanto lujuriosa.
-No,
yo quiero ir por mi pececito –dijo Meleny.
-Si
vamos después tu pececito estará más tiempo en el tanque de agua, déjalo
disfrutar su último momento allí –dijo Burn.
-Pero
yo quiero ir por mi pececito ya, ¿qué tal si algo le pasa mientras buscamos en
otros cuartos? –decía Meleny insistentemente.
-Burn,
¿Qué te parece si dejamos que ella se vaya por su pez y nosotros nos vamos a un
cuarto… a buscar tu y yo? –dijo Beavis a Burn mientras le manoseó discretamente
el trasero a Burn .
-¡Vete
a follar a tu madre por los ojos! – le respondió Burn a Beavis dándole una
patada en la entre pierna-. Tú busca sólo en los otros cuartos, si te me
acercas te empalo.
-De
acuerdo yo busco solo, ustedes vayan por su estúpido pez –dijo Beavis con voz
sofocada y retorciéndose de dolor.
Meleny
y Burn llegaron al baño solas, dejando a Beavis atrás, quien al parecer sí
empezó a buscar por los cuartos como dijo. Al entrar al baño, rápidamente Burn
percibió un olor muy familiar, percibió el olor a pescado chileno, igual al del
cadáver que se encontraba en la entrada de la casa de Infernal, esta vez no era
menos pútrido, era un olor fresco.
-Ven
Richardcito Richardcito –decía Meleny con voz mimada-, ¿Quién lo quiere
Richardcito? Puk puk puk.
-¿Tú
pez se llama Richardcito?
–Sí,
lo amo, es tan lindo, me gusta meterle cosas por el ano, creo que a él también
le gusta.
-Sí,
como digas –dijo Burn realmente ignorándole pues prestó atención en la cantidad
de objetos sexuales y disfraces eróticos para peces que había en el baño.
-¿Te
digo un secreto y me prometes no decirle a nadie? –le preguntó Meleny a Burn.
-Dime,
¿Cuál es tú secreto?, ¿acaso es que te metes a Richardcito por el ano y la
vagina para que te haga cosquillas? –preguntó Burn.
-No...
Mi secreto es… ¿Qué? No puede ser, ¿cómo supiste que hago eso? –Dijo Meleny
sorprendida.
-Lo
supe por tu peinado –respondió Burn.
-¿Mi
peinado? No entiendo.
-Joder
olvídalo, ¿no me dirás tu secreto?
-Mi
secreto es que mi pez se llama igual que un amante que tuve –dijo Meleny
sonrojada de la cara.
-Moría
por saberlo –dijo Burn.
Sin
más que decir, Meleny tomó un recipiente para coger a su pez y poder
trasladarlo a salvo. Burn por su parte, tomó una navaja de afeitar oxidada que
se encontraba en el suelo; no dudaría en usarla contra Beavis. Burn le dijo a
Meleny que esperara un poco porque tenía que hacer sus necesidades básicas. Sin
pudor alguno, Burn descargó toda su tensión psicológica, al igual que su
materia fecal. Melený ignoró aquello mientras jugaba con su pequeño pes
chileno, le había puesto un disfraz de minero y trataba de meterle un pequeño
pico de juguete en el ano.
Al
acabar ambas de hacer lo que debían hacer, salieron, y justo como Burn había
planeado, Beavis ya había terminado de revisar todas las habitaciones así que
directamente se dirigieron a la salida del orfanato; Meleny jugando con su pez,
Beavis viendo lujuriosamente a Burn y
ella ignorándolo y preparada para atacarlo con la navaja cuando así lo
requiriese. Por fin llegando a la salida se reunieron con todos los demás y los
niños justo a las afueras del orfanato.
-¿A
dónde fue jahsjkahjs? –preguntó Burn.
-No
lo sabemos, una vez que nos dijo que teníamos que salir del orfanato se
desapareció sin decir una sola palabra –dijo un niño que no había sido visto
hasta ahora, un niño con una guitarra.
-¿Ustedes
eran los músicos? –preguntó Beavis a un grupo de niños que tenía instrumentos
musicales, entre ellos el de la guitarra.
-Sí,
yo soy Zystem, yo tocaba las percusiones. El de la guitarra es Broflovsky, el
de la flauta es Farkconcio, la chica de allí Merushi tocaba el piano, aquella
chica llamada fortina le gusta el reggaetón y no la dejamos tocar con nosotros,
ese tipo llamado Darkangel tocaba el violín y aquel llamado Nemesio el cello.
-¿Y
quién me toca los senos? –preguntó Burn seriamente.
-Más
bien… ¡Loquita! –dijo Zystem.
-Bueno…
¿Y ahora qué? –preguntó Lexa.
-Pues
yo creo que lo mejor será llevar a estos niños a un lugar seguro, a la ciudad
tal vez –dijo Jairo.
-¿Quién
se encargará de ello? –cuestionó Shadowns.
-
Por mí no hay problema, yo puedo cuidar de ellos, por lo menos para guiarlos a
la ciudad, ya después veremos que hacer para conseguirles hogar –dijo Jairo.
-Yo
puedo ayudarte –mencionó Beavis-. Creo que lo menos que puedo hacer por estos
chicos es ayudarles a encontrar un lugar para vivir, me siento muy arrepentido
por ayudar a Jhalioc en sus diabólicos negocios.
-¡De
acuerdo amigo, me da gusto que otra vez hayas retomado consciencia! –exclamó
Jairo
-Creo
que por nuestra parte ha sido todo, un placer conocerlos –dijo Shadowns-. Por mi
parte yo ya quiero regresar a casa y por la cara de cansancio de todos, creo
que también quieren regresar. Jairo,
Beavis… Juiciosos y que se los coma el marrano.
Fue así como se vieron
en tal despedida a primeros minutos del alba. Burn, Shadowns, Misa y Lexa caminaron arduamente con la pesadez del
cansancio pisoteando sus hombros a través de la tortuosa pendiente, seguido de
los laberintosos bosques. Pudieron regresar sin perderse gracias a Shadowns,
quien recordaba las plantas del bosque debido a su costumbre de observar la
naturaleza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario