Capítulo
29
"Sinfonía
en Caos"
La
última esencia de calma en tan tenso ambiente se difuminaba, trágica e
impetuosa en un torbellino, un giro rápido, un detonante sonido, el azote de
las puertas fueron la gota que derramó el vaso.
“¡Ya
basta de toda esta supresión e inhumanidad!”
Fue
el grito que seguido del azote, dio tal interrupción que por instantes captó la
atención de todo presente. Reconocido por casi todos, Jairo no se molestó en
presentarse, y quiso mantener la atención deseada. La gran cantidad de niños de
la audiencia no se comportaron tan descontrolados como todos habían especulado,
parece que las drogas ya habían hecho efecto, así que lo único que ocasionó fue
un poco de llanto y sollozo para unos cuantos.
-Esto
es un maldito infierno, una prisión desalmada. Esto debe parar –gritó Jairo
nuevamente a toda la audiencia
-No
sabes lo que dices, no entiendes lo que pasa aquí –dijo Eileen -. Aquí no hay
alguien contra su voluntad, todos somos felices aquí.
Beavis
llegó corriendo tras Jairo, con voz exhausta y agitada, trató de explicar y
calmar a Jairo con razones absurdas y poco creíbles, sólo intentos fallidos
pues Jairo hizo caso omiso y se adentró más, queriendo detener todo con sus
propias manos. Eileen y Beavis no permitirían que Jairo pudiese hacer algo, o
por lo menos le dificultarían las cosas. La música no paraba de escucharse, era
esquizofrénica. Caso contrario, la atención de todos los presentes no duró
demasiado en Jairo, puesto que cada quien tenía que ocuparse de sus propios
asuntos, tan sólo eran cosas de las que dependería su vida, nada importante.
Para
empezar a relatar toda la caótica atmosfera, comenzaremos con Shadowns, quien
se encontraba frente a frente con Weegee, éste último aprovechó la distracción
que ocasionó Jairo y tomó la ventaja al lograr que Shadowns soltara el hacha.
Ahora ambos estaban iguales en cuanto a enfado
nos refiriéramos, pero en diferencia notable pues Weegee tenía un arma y
Shadowns no. Los destellos oscilantes y música frenética empezaban a alterar
los sentidos de Weegee, pues torpemente dio un hachazo con poca certeza, algo
que Shadowns pudo esquivar con facilidad. El hacha quedó atorada en uno de los
asientos, así quedó forcejeando Weegee. Shadowns intentó aprovechar esto pero
por culpa del aturdimiento que desarrollaba lentamente, al igual que Weegee,
tropezó y quedó más vulnerable de lo que antes estuvo, pues Weegee, para ese
momento logró desatorar el hacha. Ya lo veía perdido, era muy difícil sacar
algo ventajoso tirado en el suelo aturdido y con un brazo herido, un blanco
fácil; sin embargo, alguien se tomó la pequeña molestia de auxiliar a Shadowns
en su contienda, Misa saltó pudiendo aferrarse del hacha justo en el momento
antes de que Weegee diera el golpe mortal. El peso de Misa provocó que Weegee
se balanceara hacia atrás y para no caer soltó el hacha. Esto le dio tiempo a
Shadowns para levantarse y atacar a Weegee. Éste, no supo sí tratar de
recuperar su arma atacando a Misa o si volver a los asuntos que tenía con
Shadowns, así que no pudo esquivar el tacleo de Shadowns y resultó empujado
hasta que cayó en unos asientos, golpeándose fuertemente, alimentando su furia.
Inmediatamente quiso levantarse y empuñando todo su deseo de venganza corrió
salvajemente sin percatarse de lo que
Misa tramaba, que no era otra cosa que hacerle tropezar con el hacha.
Misa no tenía la suficiente fuerza para detener el mango del arma así que
Weegee la llevó entre sus piernas durante la carrera, haciéndole cortes en los
pies, su caída era inevitable. Shadowns se acercó a Weegee para seguir
golpeándolo, pero pronto se dio cuenta que ya no era necesario, había caído
sobre el hacha y tenía ya vísceras perforadas, estaba muerto.
Al
mismo tiempo, Pibechorro había visto a Lexa, sabía que sería un buen rehén y la
empezó a perseguir. La interrupción de Jairo logró despertar los sentidos de
Lexa; si no completamente, por lo menos lo suficiente para que pudiera
prevenirse del ataque de Pibechorro. Sin una mano, perseguir a una niña entre
un alboroto desconcertante y entre asientos de auditorio era una tarea difícil.
Pibechorro desesperado golpeaba y empujaba a los niños que le estorbaban, se
desesperó cada vez más. Lexa, quien no estaba completamente en sus sentidos,
deambulaba circularmente por arriba y debajo de los asientos, trataba de
despertar y poner en consciencia a los otros niños, pero sólo conseguía uno que
otro golpe o simplemente era ignorada. Un arma es para defenderse, un arma no
debe matar sin razón, posiblemente fueron los pensamientos de Lexa al verse
cada vez más acorralada y encontrar el revólver que fue despojado de las manos de
Michi y Pibechorro, manos que su vez extrañaban su original cuerpo, que
reposando a pocos centímetros del arma de fuego, se estremecían por su desolado
destino sin piedad. Era una difícil decisión que la que Lexa debía elegir, tomó
el arma pero más por seguridad de que alguien más la encontrase que por
quererla usar ella. Despistadamente con el arma en mano decidió meditar las
consecuencias y razones debajo de unos asientos, olvidando que el tiempo no
estaba a su favor.
Directamente traído de una pesadilla, lo siguiente fue la
mano de Pibechorro tomando el pie de Lexa, quien se aseguraba con una mano de
un asiento y con la otra aún sostenía el revólver. Lexa no quería matar a nadie
pero no tenía otra opción, decidió apuntar rápidamente justo entre los ojos de
su raptor, cerró los ojos y presionó el gatillo. Fue como un segundo que se
desangraba en minutos, que giraba en dos direcciones, se privó de todos sus
sentidos y ni siquiera sintió la explosión que debió ocurrir en el arma de
fuego, sólo caminaba entre sus propios pensamientos, hasta que Lexa decidió dar
una rápida mirada. Abriendo los ojos unos momentos, Lexa vio lo que temía, Pibechorro estaba muerto, se
desangraba del cuello, no quiso ver más.
El
tercer suceso ubicado en el mismo lapso cronológico, se narra lo que Burn hacía:
Primero tomando papel de solo observadora,
Burn no podía concentrarse muy bien por el colorido ambiente, así que se
dirigió hacia Misa quien estaba demasiado escasa de consciencia, le abofeteó
más de una vez pero no logró sacarle de su trance, aunque sí logró ver un poco
de reacción de su parte. Burn al ver que agredirla no serviría, dirigió sus
manos hacia los pechos de Misa, los frotó circularmente con sutileza. Esto sólo
ocasionó que algunos niños preadolescentes cercanos alborotaran sus hormonas,
que, junto con el estimulante entorno, los convirtió en zombies con sus
entrepiernas ganosas que se abrazaban a Burn y a Misa como cachorros con
impulsos dirigidos a zapatos. “Mierda, no sé si estoy excitada o quiero
vomitar” pensaba Burn, y al parecer eran ambas sensaciones las que recorrían su
interior. Como mariposas revoloteando en el estomago, estímulo vaginal brotaba
de su entrepierna, se dio cuenta que tenía a un pequeño toqueteándola demasiado
bien... “Jodido niño”. Sin poder contenerlo más, todo aquello que parecía
hervir de los interiores de Burn, salió disparado, a una presión considerable,
húmedo, olor fuerte, salpicó al niño que jugaba con los genitales de Burn, el
niño lamió esos fluidos, viscosos, tibios, recién salidos del interior de Burn,
así que… El niño también vomitó, vomitó en una pierna de Burn, parecía justo,
ella le vomitó todo el rostro y él sólo un poco en su pie. El fétido olor que
emanaba despertó completamente a Misa de su estado letárgico y alucinante.
Mientras golpeaba a aquellos niños que se adhirieron a ella, Burn le dijo a Misa
que ayudara a Shadowns mientras que ella iba a despertar a Hina. Al lograr
liberarse de todos los desatados hormonalmente logrço llegar a donde se
encontraba Hina, pero por más bofeteadas, por más vómito que le hizo respirar,
Hina no despertó, entonces Burn decidió cargarla para poder sacarla de allí.
Volviendo
a los detalles con Jairo y su compañía, suceso que también se dieron en
sincronía con los anteriores, se relata lo siguiente:
Jairo
quería llegar al escenario y de ahí o conseguía la atención del titiritero o
buscaba por detrás del telón una forma de llegar a él. Obviamente ni Beavis ni
Eileen lo permitirían. Primero Beavis lo tomaba de la mano y amistosamente le
decía que no fuera a ningún lado, como al principio, le decía razones que
simplemente Jairo no comprendía, así que le despreciaba con las manos. Eileen
no tuvo tanta sutileza y directamente le arrojó un asiento que se encontraba
desprendido. Jairo no lo tomó muy amablemente y llamándole puta la aventó y la
tiró al suelo. Inmediatamente le dio un golpe en la cara a Beavis para poder
tener la libertad que quería para llegar al escenario. Tras una carrera veloz
logró llegar y justo cuando intentaba subir a compartir escenario con los
cadáveres de danzas aéreas fue jalado hacia el suelo por un pie, esto le hico
golpearse en la quijada con el borde del pie del escenario, mordiéndose la
lengua y empezando a sangrar levemente. Fue Eileen la que con insistencia
detenía a Jairo, una vez más fue empujada por Jairo y al subir al escenario se
dio cuenta que Beavis ya estaba arriba también.
-Si
sigues intentando detener todo ya no te trataré como mi amigo y serás mi
enemigo –dijo Beavis.
-A
veces es mejor detener y perder a un amigo que se sabe está haciendo algo
demasiado malo –respondió Jairo.
Este
corto diálogo fue el preámbulo para la pelea que llevaría a la ruptura de una
antigua amistad. Ambos danzando con los cadáveres, deslizándose con las
sombreas que se cortaban y regeneraban con los brillos cromáticos del
auditorio, golpes que desgarraban tanto el rostro del rival como el alma del
agresor. A veces Rabito golpeaba felizmente con su descarnada cara. A veces
Lenore con sus ojos insípidos y con reflejos cristalinos, lanzaba miradas que
penetraban en las memorias de los jóvenes contrincantes y las punzaban como
agujas en cada poro de la piel.
Fue
la última danza que Lenore pudo ejecutar, su último movimiento de ballet era el
últmo grano de arena en el reloj de su animación, cayendo y reposando sobre los
hombros Beavis comunicó que por fin descansaría en paz. Eileen quien ya se
encontraba sobre el escenario se percató que Lenore no quería partir sola…
Rápidamente Eileen corrió y empujó a Beavis lo más fuerte que pudo, lográndolo
lanzar cerca de 2 metros, lo suficiente para salvarlo de la enorme maquinaria
de poleas y cuerdas que caía desde lo alto; desafortunadamente tomando el lugar
de Beavis, casi instantáneamente Eileen se convirtió en un cadáver sin forma.
Beavis y Lord sólo pudieron comprender que Eileen dio su vida por Beavis,
impactados, observaron como algunas cuerdas de la maquinaria aún seguía tensa desde
lo alto, cuerdas por las que deslizaban gotas de sangre.
La música, las luces,
todo lo que ambientaba tan esquizofrénicamente seguía ahí, la diferencia es que
ya todas las disputas habían terminado…
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