Capítulo
26
"Infiltración"
Después
de varios picoteos con la rama en todo el cuerpo, Shadowns despertó de su sueño
no muy relajador.
-Maldita
sea ¡Satanás nos maldiga!
-¿Qué
ocurre Shadowns? ¿No usaste condón? –Preguntó Burn al ver a Shadowns
despertarse y maldecir tan frustradamente.
-Hola
Burn, disculpa mi malhumorado estado, pero no debería haber quedado tirado
aquí; debería estar ayudando a Lexa.
-Ah,
tú debes ser el chico que estaba en casa y salió corriendo tras Lexa –dijo Misa
- ¿Qué es lo que te ha ocurrido? ¿Por qué estábas dormido ahí?
-No
estaba dormido –dijo Shadowns-, bueno en teoría sí, pero mi inconsciencia no
fue voluntaria; alguien debió haberme golpeado fuertemente.
-¿Qué
pasó con Lexa? –preguntó Burn.
-Bueno,
para no perder tiempo, sólo les diré que Lexa debe estar en esa casa, y
seguramente también Hina; pero, no creo que les agrade nuestra visita; debemos
infiltrarnos.
-No
entiendo de qué están hablando –dijo Jairo- pero los ayudaré; aunque no sé a
qué.
-No
creo que necesitemos… Es decir, sí, tú podrías entrar por la entrada principal,
lo más probable es que nadie vigile ahí. Pareces un tipo ágil, seguramente te
será fácil engañar a quien esté adentro.
-Si,
supongo ¿Ustedes qué harán? –preguntó Jairo.
-Yo
– dijo Shadowns- entraré por una ventana del costado, vi una abierta antes de
desmayarme, mejor dicho me noquearan. Burn y Misa pueden quedarse afuera, por si es necesaria una cuartada,
inventen algo para que no me descubran a mí.
-
No, yo no quiero quedarme afuera, parece divertido entrar allí –dijo Misa-. Yo
quiero entrar también, entre más busquemos más rápido hallaremos a Lexa.
-Entraremos
también –dijo Burn-. Acá afuera no hay nada que hacer.
-Comprendo,
un instinto te guía por la búsqueda y conocimiento del bienestar de tu
descendencia, tus nietas –dijo Shadowns-. Supongo que no te gusta estar de
brazos cruzados.
-¿No
estamos ya perdiendo mucho tiempo? –dijo Misa antes de que cualquiera pudiese
continuar la charla.
Inmediatamente
Shadowns fue al costado del orfanato, dónde recordaba haber visto la ventana
abierta unos momentos antes. La decepción había llegado a Shadowns con el
descubrimiento de que aquella ventana no estaba más a placer de visitas
inesperadas; ahora se encontraba cerrada. Después de ver varios intentos
frustrados de Shadowns por abrir la ventana, Burn tomó una piedra del suelo y
la arrojó para romper la ventana.
-¿Ya
podemos entrar? –preguntó Burn después de romper la ventana.
-Eso
no fue nada sutil ni cauteloso – dijo Shadowns mientras se encogía de hombros.
-Seguro
nadie escuchó el ruido, entremos de una vez que me aburro aquí –dijo Burn.
Mientras
Jairo llamaba en la puerta principal del orfanato, Shadowns, Misa y Burn se
escabulleron por la ventana recién rota. Los cuartos eran muy grandes, se
notaba porque todo el edificio era grande y con pocas ventanas, como si no
quisieran dejar mucho contacto con el exterior desde adentro. El cuarto por
donde entraron no era demasiado obscuro, la luz del exterior era suficiente para
dar a conocer que la habitación estaba abandonada; quizá sólo abrían o cerraban
la ventana para dejar pasar corrientes de aire. Cubierto de grandes capas de
polvo, el suelo se sentía inseguro, como si fuera a desquebrajarse la vieja
madera bajo los pies de todos. Antes de salir del cuarto, los tres se
percataron que alguien caminaba por el pasillo principal directo hacia la
puerta de entrada, a la cual Jairo llamaba desde afuera. Entre la ligera abertura
de la puerta, pudieron observar a una persona de complexión física similar a la
de Jairo, a diferencia que esta persona era de tez de piel no tan clara y
carecía de su ojo izquierdo. Burn, Shadowns y Misa decidieron esperar a que
Jairo distrajera a esa persona para poder buscar menos preocupadamente.
Cuando
se dieron a conocer Jairo y aquél tuerto se exclamaron una sorpresa poco sutil,
era un reencuentro sumamente especial. Fueron muchas las palabras y pocos los
detalles importantes de aquella plática entre Jairo y el tuerto, por lo que nadie le prestó demasiada antención, puesto que ellos tenían mayor interés en encontrar a
Misa y Hina. De lo poco que se puede decir, es que aquella persona tuerta era
nada menos que Beavis, el amigo perdido de Jairo.
-Excelente,
es la distracción perfecta –dijo Shadowns- debemos buscar rápido; tratemos de no
separarnos demasiado, no sabemos cuantas más personas hay.
-Si,
como digas –dijo Burn.
-Yo
les aviso cuando se acerque alguien –dijo Misa.
-Es
una excelente idea Misa –dijo Shadowns mientras se retiraba con Burn hacia otra
habitación.
Esta
nueva habitación se encontraba muy bien iluminada, al fondo había un niño, casi
en edad de pubertad, leyendo en voz alta un cuento a otras dos personas. Una de
las personas era Lexa y la otra era otra niña. Los tres parecían tener la misma
edad; pero sólo Lexa se encontraba atada en una silla. Al ver que entraron a la
habitación Burn y Shadowns, el niño dejó de leer y empezó a insultar
indiscriminadamente a todos:
-Lechita,
puta tragaleche, tus padres te golpean. Eileen estúpida, parida por una vaca. Y
ustedes dos, tú nariz de tucán y tú zorra lame escrotos, vienen a interrumpir
mi cuento.
-¡Shadowns,
Abuelita! ¡Vinieron a rescatarme! –gritó Lexa.
-Claro
Lexita, sólo debemos encargarnos de estos niños inverbes –respondió Shadowns.
-¡Mierda!
–exclamó la chica desconocida, que al parecer se llamaba Eileen, pues el niño
le llamó así. –Yo me largo de aquí, debo avisar a Jhalioc que hay intrusos.
¡Después me sigues contando el cuento Michi hermoso!
-Ah,
maldita zorra vietnamita, siempre huyes de los problemas.
Al decir esto, el chico
cuentista al que llamaron Michi intentó huir por la puerta del otro extremo del
cuarto, por donde huyó Eileen, pero Michi fue alcanzado por Shadowns quien lo
detuvo sosteniéndolo de la ropa con ambas manos. Burn sacó el cuchillo que
tenía guardado y empezó a cortar las cuerdas que ataban a Lexa, mientras ella
le gritó a Shadowns: “¡Cuidado, Michi tiene una navaja!“Fue entonces que Michi
apuñaló a Shadowns, nuevamente en su brazo izquierdo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario